¿Cómo tocar las estrellas?



 
 
 ¿Cómo tocar las estrellas?

 
Pedro Ferriz de Con
 

Se agolpan en la conciencia múltiples eventos que impactan a la sociedad moderna. Esa en la que nos movemos. Agudos mensajes del Papa en los Estados Unidos en los que habla de amor y odio. Convivencia y exclusión. Lágrimas y amor. Compasión, sanación, credos y tradiciones… heridas y enfermedades de un mundo que está confundido en el antivalor, falta de principios y un egoísmo que asfixia a poblaciones urbanas crecientes, inmersas en una cadena cada vez más tecnificada y menos humana.

¿Hasta dónde hemos llevado nuestra vida cotidiana?

¿Cuál es el factor que se levanta para motivar nuestra lucha?

¿Qué sentido tiene la trascendencia de nuestras rutas individuales?

¿Dónde hemos dejado el concepto del amor… o del amor propio?

El líder de la Iglesia Católica se está distinguiendo como un referente social. Es valiente y mide hasta dónde hacerlo sentir. Rompe esquemas, pero lo hace con respeto y cautela para seguir construyendo. Señala los males mayores de pueblos y gobiernos como debilidades humanas que pueden alojar la esperanza de corregir si hay la suficiente sensatez para ello. Se dedica a abrir conciencias en lugar de aturdir -que solo lograría cerrarlas-


Hace ver a los poderosos que tienen herramientas de ayuda para los que no lo son y a los pobres de alma y materia, les marca un camino posible.

Mientras Jorge Mario Bergoglio le habla al mundo y de ello tomamos la parte que nos toca, pasan por mi mente algunas de las principales noticias de mi México.

Se cumplió un año de Ayotzinapa. Queda una sensación de ausencia. Sólo sabemos que hay 43 jóvenes que ya no están.

Se sabe que hubo autoridades municipales involucradas y seguramente fuerza militar.

Se sabe que gobernantes de los tres niveles tienen suficiente información para decir la verdad.

Se sabe que la justicia en México es una utopía y que luchamos para vivir y sostener un país que se nos va de entre las manos.

Se sabe que sólo porque hay instancias internacionales que desmienten la “verdad oficial”, el asunto no se ha llevado al archivo muerto.


Se entiende que los mexicanos vivimos el constante intento de engaño de un gobierno que manipula la mentira y la verdad.


También nos enteramos del “reto del pasesito”.


Jovencitas de clase acomodada, se muestran ante una cámara, para consumir cocaína a invitación de un tercero, para ellas hacer lo mismo al retar a otros jóvenes equivalentes en lo que apunta ser una estrategia de “mercadotecnia” del narcotráfico para aumentar el consumo de drogas en la sociedad y hacer de ello, una moda y hasta un cierto glamour.


El “reto del pasesito” es para el mundo del narco una estrategia práctica y conveniente. Generan adictos jóvenes en el país, lo que les disminuye el riesgo de tener que transportar el alcaloide a los Estados Unidos, con todo el riesgo que esto implica. El costo por consumir cocaína en México o Estados Unidos viene a ser equivalente.


“El reto del pasesito”, es una manera eficaz de degradar al valor del ser humano… el mayor de los males de la época que nos ha tocado vivir.


En esta misma semana, respiré el humor de Monterrey. Viví el hartazgo de una sociedad lastimada por la corrupción que saturó al gobierno de Rodrigo Medina y su familia… Pude sentir la gran esperanza y duda que les produce saber que viene un “primer gobierno ciudadano”.


Insisto; esperanza y duda. Quieren al Bronco sentado en la silla del poder y a Rodrigo y Humberto Medina tras las rejas.


Vivimos crisis y oportunidades. Tocamos el colmo al tiempo que abrimos nuevos caminos. Estamos preocupados, paralizados, indignados y también entusiasmados por el futuro. En el horizonte algo se alcanza a ver que nos hace no claudicar.


Este siglo es una caja de sorpresas.


Vimos caer a las Torres Gemelas en lo que ya sabemos cómo es la superficie de Plutón. Millones de hombres y mujeres se mueven desenraizados de su tierra, en lo que ya conocemos cómo es el Bosón de Higgs, o la llamada Partícula de Dios.


Este tiempo nos ha llevado de la mano de la más profunda oscuridad a la excelsa brillantez. De la derrota decadente al bosquejo de lo que sin duda será un mundo mejor.


No conozco… no me he topado con NADIE que no esté molesto, triste o indignado por una pertinaz realidad que a diario nos impacta. Y en todos adivino que hay también un grado de esperanza.


Veo a hombres y mujeres de nuestro tiempo que advierten el advenimiento de un nuevo renacimiento, en el que viviremos un mundo más humano… Sensato y digno. Lleno de amor y consideración por nuestros semejantes. Un lugar diferente que será cuna de una nueva civilización que sabrá marcar las bases de convivencia para un mundo posible… y en nuestro caso, un México posible… aunque parezca lejano.

 

@PedroFerriz

 

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